La familia y La educación

miércoles, 30 de junio de 2010




Principio del significado: Una situación educativa favorece mejores aprendizajes cuando considera
y se relaciona con las experiencias y conocimientos previos de las niñas y niños, responde a sus intereses
y tiene algún tipo de sentido para ellos. Esto último implica que para la niña o el niño las situaciones
educativas cumplen alguna función que puede ser lúdica, gozosa, sensitiva o práctica, entre otras.





Principio del juego: Enfatiza el carácter lúdico que deben tener principalmente las situaciones de
aprendizaje, ya que el juego tiene un sentido fundamental en la vida de la niña y del niño. A través del juego,
que es básicamente un proceso en sí para los párvulos y no sólo un medio, se abren permanentemente
posibilidades para la imaginación, lo gozoso, la creatividad y la libertad.
Principio de relación: Las situaciones de aprendizaje que se le ofrezcan al niño deben favorecer la
interacción significativa con otros niños y adultos, como forma de integración, vinculación afectiva, fuente
de aprendizaje, e inicio de su contribución social. Ello conlleva generar ambientes de aprendizaje que
favorezcan las relaciones interpersonales, como igualmente en pequeños grupos y colectivos mayores, en
los cuales los modelos de relación que ofrezcan los adultos juegan un rol fundamental. Este principio involucra
reconocer la dimensión social de todo aprendizaje.






Principio de unidad: El niño como persona es esencialmente indivisible, por lo que enfrenta todo
aprendizaje en forma integral, participando con todo su ser en cada experiencia que se le ofrece. Ello implica
que es difícil caracterizar un aprendizaje como exclusivamente referido a un ámbito específico, aunque
para efectos evaluativos se definan ciertos énfasis.
Principio de singularidad: Cada niña y niño, independientemente de la etapa de vida y del nivel de
desarrollo en que se encuentre, es un ser único con características, necesidades, intereses y fortalezas
que se deben conocer, respetar y considerar efectivamente en toda situación de aprendizaje. Igualmente,
se debe tener en cuenta que la singularidad implica que cada niño aprende con estilos y ritmos de aprendizaje
propios.



 
Principio de potenciación: El proceso de enseñanza-aprendizaje debe generar en las niñas y en los
niños un sentimiento de confianza en sus propias capacidades para enfrentar mayores y nuevos desafíos,
fortaleciendo sus potencialidades integralmente. Ello implica también una toma de conciencia paulatina de
sus propias capacidades para contribuir a su medio desde su perspectiva de párvulo.
Principios

Principio de bienestar: Toda situación educativa debe propiciar que cada niña y niño se sienta
plenamente considerado en cuanto a sus necesidades e intereses de protección, protagonismo, afectividad
y cognición, generando sentimientos de aceptación, confortabilidad, seguridad y plenitud, junto al goce por
aprender de acuerdo a las situaciones y a sus características personales. Junto con ello, involucra que los
niños vayan avanzando paulatina y conscientemente en la identificación de aquellas situaciones que les
permiten sentirse integralmente bien, y en su colaboración en ellas.
 


Principio de actividad: La niña y el niño deben ser efectivamente protagonistas de sus aprendizajes a
través de procesos de apropiación, construcción y comunicación. Ello implica considerar que los niños
aprenden actuando, sintiendo y pensando, es decir, generando sus experiencias en un contexto en que se
les ofrecen oportunidades de aprendizaje según sus posibilidades, con los apoyos pedagógicos necesarios
que requiere cada situación y que seleccionará y enfatizará la educadora.

Principios pedagógicos

Principios Pedagógicos

Es fundamental también tener presente como orientaciones centrales de la
teoría pedagógica, y para la construcción y práctica curricular, un conjunto de
principios que configuran una educación eminentemente humanista y
potenciadora de las niñas y niños como personas que aprenden confiados y
capaces.



 

Los principios pedagógicos que se ofrecen provienen tanto de los paradigmas fundantes de la educación
parvularia como de las construcciones teóricas que han surgido de la investigación del sector en
la última década, en la búsqueda de la formulación de una pedagogía más enriquecedora de los aprendizajes
de los niños. Su formulación por separado no debiera hacer olvidar que su aplicación en el
diseño curricular y en las prácticas pedagógicas debe ser integrada y permanente.